Cambia nuestro carácter, nuestra mente, nuestro corazón, hasta que el impulso fundamental de nuestra vida consista en ayudar a otros, servirlos de toda forma posible, para que ellos a su vez no sólo vean, sino deseen, y hasta comiencen a vivir y disfrutar la vida en Cristo, centrada en otros. «¿Cómo puede lograrse esto? Se ve demasiado retrógrado, muy contrario a la manera en que nuestra sociedad desea que vivamos». Esta es precisamente la cuestión. La perspectiva de Dios está centrada de manera
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